miércoles, 20 de mayo de 2009

A la venta



Y está a la venta todo. Los seres humanos estamos compuestos por alma y cuerpo, dentro de ellos vuelan las ideas, viaja la sangre, impulsos eléctricos accionan nuestros movimientos y quizás qué son los pensamientos y las emociones; nunca necesité realmente saberlo, me basta con que sean. Entonces, en nuestro ser tenemos varios productos para ofrecer: Sueños, pensamientos, ideales, ideas, palabras, que intentan expresar sentimientos que de pronto son movimientos comandados por emociones, son inevitables y evitarlas, sería un error. Algunas veces la razón se interpone ante la emoción, de cierta forma, más pasiva ella espera paciente. De pronto explotan. Es ahí cuando hacemos cosas que relamente no sabemos de dónde nacieron. Es por esto que prefiero vivir en armonía con mis emociones, dejarles fluir. Y cuando no puedo, cuando en mi día he priorizado a la razón, cuando ha sido todo netamente racional, ando enojado o al menos desorientado, pierdo el rumbo. El equilibrio entre ambos, razón y emoción, es la meta de la vida y así, tomar decisiones fieles al ser mismo. También tenemos productos tangibles: Manos, pelo, dedos, oídos, ojos, pies, pelo denuevo, uñas, cejas, naríz, órganos reproductores de placer y seres humanos y algunos, en algún momento determinado por las circunstancias y un entorno que no es amable y en donde todo está a la venta, deciden vender partes de su cuerpo. Casos hay miles, pero me referiré principalmente a la venta del placer sexual. ¿Qué es lo que pasa cuando la materia prima forma parte de tí? , o es uno mismo?, ¿cómo enfrentas después de eso, el sexo con tu pareja?, ¿puedes separar lo que es el sexo como producto a la venta y sexo de amor?. Pongámoslo así. Un hombre, para trabajar, decide comprar un auto. Ése auto, decide ocuparlo como taxi colectivo. De pronto se da cuenta que el auto se ha deteriorado, el hombre realmente ha abusado del vehículo, decide comprar repuestos. ¿Y es que existen repuestos para las vaginas, penes? quizás hoy en día sí. Pero los autos no tienen alma. Y ¿cuál es el repuesto que hay para el alma?, ¿y qué hay de nuestros sentimientos, emociones?, ¿cuál es su pieza de repuesto? Preguntas sin respuesta, no me compete intentar responderlas, sería una falta de respeto a quienes sí las tienen.


Sólo algo que andaba entre mis pensamientos hace algunos años.


Y no estamos sólos, ni mucho menos debemos estar a la venta. Ya es suficientemente doloroso vender ideas, que son fruto de todas nuestras experiencias, como para además agregarle a este dolor uno físico, sicológico, interior.


Quizás la persona que tienes enfrente tiene algo que contar, podríamos estar ATENTOS a escuchar.



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